Las hipotecas fijas están aguantando en pleno freno del sector inmobiliario. Y es que, a pesar del traspiés que han dado las compraventas y la concesión de préstamos en agosto, el tipo fijo se prepara para vivir otro año récord y que sería el cuarto consecutivo.
Según los datos del INE, entre enero y agosto se han firmado unas 100.930 hipotecas fijas, lo que arroja una media mensual de 12.616 unidades. Una cifra que supera de largo los promedios de los dos ejercicios anteriores. En 2018, el máximo histórico hasta la fecha, se formalizaron en torno a 135.240 préstamos a tipo fijo, lo que se traduce en unas 11.270 cada mes.
La posibilidad de cerrar 2019 con un nuevo hito es asequible: basta con que en los últimos cuatro meses del año se concedan al menos 34.130 hipotecas de este tipo. Y de mantenerse el ritmo actual, podrían llegar a firmarse en ese plazo más de 50.000, lo que situaría el balance total del año por encima de las 150.000 operaciones.
Estas cifras ponen sobre la mesa el interés de los consumidores por estos préstamos, a pesar de que el euríbor se mantiene en terreno negativo. Y es que la tranquilidad de pagar la misma cantidad de dinero al mes desde la primera cuota hasta la última es uno de los motivos que están llevando a los consumidores a decantarse por estos productos. También está siendo clave el interés de los bancos por conceder este tipo de productos hipotecarios.
Según Juan Villén, responsable de idealista/hipotecas, esta "será la tónica general al menos hasta final de año, ya que los tipos de interés históricamente bajos, unidos al apetito de los bancos por formalizar nuevas hipotecas, preferentemente a tipo fijo, siguen favoreciendo que veamos niveles récord en este tipo de hipotecas".
De momento, al menos, las ofertas que hay en el mercado son competividas. En el comparador de idealista/hipotecas hay varios préstamos fijos a un plazo de 30 años con un tipo de interés inferior al 2%, lo que significa que son más bajos que la media histórica del euríbor. Además, la ley hipotecaria que entró en vigor a mediados de junio, y que ha sido el principal lastre del mercado en los últimos meses, incluye entre sus novedades la posibilidad de reconvertir una hipoteca variable en una fija pagando mucho menos dinero que hasta ahora, siempre que la fórmula elegida sea una novación (es decir, que se cambie la hipoteca, pero no haya un cambio de entidad).
En concreto, la normativa establece que "el objetivo es lograr que los prestatarios puedan conocer con exactitud el coste que en el medio y largo plazo les va a suponer la financiación que contratan, lo que les permitirá realizar una planificación y favorece la simplicidad en la redacción de los contratos y en consecuencia la transparencia con los prestatarios. En todo caso, la regulación trata de facilitar a las personas físicas el reembolso de sus préstamos y no generar escenarios adversos en los prestamistas respecto de la oferta de contratos de préstamo a tipo fijo, en los que el riesgo de tipo de interés es mayor”.
Esta reconversión vía novación está sujeta a una comisión máxima del 0,15% durante los primeros tres años de vida de la hipoteca, mientras que desaparece a partir de entonces.
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