
En la segunda mitad del siglo XIX Barcelona vive su segunda gran revolución urbanística con la puesta en marcha del proyecto del Eixample: la expansión demográfica e industrial promueve la creación de seis nuevos distritos que hoy ocupan la parte central de la ciudad. Hasta 1897, Sants, Els Corts, Sant Gervasi de Cassolas, Gràcia, Sant Andreu de Palomar i Sant Martí de Provensals eran poblaciones limítrofes independientes.
Uno de los grandes impulsos urbanísticos que vivió la Ciudad Condal en esta época fue la Exposición Universal de 1888. Se mejoraron las infraestructuras y Barcelona dio un importante salto hacia la modernización y el desarrollo con la construcción de un buen número de edificios en torno a la exhibición –que visitaron más de 2,1 millones de personas en los 245 días que permaneció abierta–, como el Mercado del Born o el complejo residencial de los pórticos de Fontserè.
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