Banco Popular, con casi 100 años de trayectoria, escribió ayer su último capítulo. El que fue en los años 90 el banco más rentable del mundo, ha acabado siendo inviable. La apuesta errónea por el ladrillo en el momento álgido de la burbuja fue el origen de sus problemas, mientras que una gestión inadecuada y los ataques especulativos que ha sufrido en bolsa han desembocado en una situación insostenible. La entidad, la sexta más importante de España, desaparece con una exposición inmobiliaria de 29.800 millones de euros, cifra que supone un 25% de su cartera de activos y que supera de largo el 11% soporta el resto del sector.