
Durante 36 horas Mohammed Islam reinó en el corazón mundial de las finanzas. Este joven estudiante de 17 años se convirtió en el último ‘lobo de Wall Street’ tras asegurar en una entrevista a la revista ‘New York Magazine’ que había conseguido ganar nada menos que 72 millones de dólares invirtiendo en bolsa durante los recreos mientras estudiaba en el afamado instituto neoyorquino de Stuyvesant.
Su historia lo tenía todo: un chaval superdotado, hijo de unos modestos inmigrantes de bengala, se hacía rico antes siquiera de cumplir la mayoría de edad (que en EEUU es a los 21 años). Fue carne de titular en los medios de medio mundo, hasta que su quimera se hundió como una mala inversión y ‘lobito de Wall Street’ tuvo que admitir, con el rabo entre las piernas, que todo era mentira.
Todo empezó como un rumor de instituto. Hace meses Islam apareció en un artículo del portal financiero Business Insider que le incluía en lista dedicada a las 20 figuras más influyentes de Wall Street con menos de 20 años. El reportaje aseguraba que empezó a invertir con apenas 11 años y que sus apuestas preferidas eran el petróleo y el oro.
Aquella reseña, unida a su éxito en un juego bursátil que pusieron en marcha los estudiantes más destacados de Stuyvesant, le granjeó el apodo de ‘El Maestro’. Incluso se rumoreaba que su cuenta bancaria tenía ya ocho ceros. Algo que defendía la autora del artículo publicado en el ‘New York Magazine’, que aseguraba haber visto un extracto bancario con una cantidad astronómica para un adolescente.
La sorprendente historia del ‘lobito de Wall Street’ hizo sospechar a muchos inversores, que la pusieron en cuarentena. Sin embargo, los acontecimientos se precipitaron pocas horas antes de que Mohammed Islam fuese a acudir a un plató de la cadena CNBC. Asustado por su repentina fama, el chaval canceló la entrevista con una escueta nota en la que aseguraba que la cifra de sus ganancias no era “del todo correcta”.
Poco después, el ‘New York Observer’ confirmaba de boca de Islam que todo era un bulo. “Todo es inventado. Las ganancias no son reales”, asegura en una entrevista en la que reconoce que todo eran “transacciones simuladas”. Eso sí, a pesar de la vergüenza, no dudó en defender que pese a que todo era un juego “tuve mucho éxito y los retornos fueron increíbles, mejores que los del índice S&P500”.
1 Comentarios:
El mayor vicio de la humanidad es hablar, la mayoría no puede estarse callado y cuando no sabe que decir se lo inventa, ése es el origen de los bulos, las leyendas, los tópicos...., el caso es no estarse callados, cuando no se tiene nada que decir uno se lo inventa o se "adorna" y se exagera lo que nos han dicho otros, que a su vez lo habían exagerado y/o se lo habían inventado.
Dicen los filósofos que cuando una cosa es demasiado buena para ser cierta, es porque no es cierta, es porque se trata de un espejismo, de una ilusión.
El problema es que los ingenuos y los ilusos (que hay muchos) dan por cierto todo lo que respalda sus deseos y dan por falso todo lo que contradice sus deseos, cuando ellos quieren hacerse ricos por arte de magia se tragan todos los cuentos de riqueza, los dan por ciertos, cuando quieren comprar barato se tragan todos los cuentos de chollos, y los difunden, y los exageran, y los exageran, y los exageran... cuando se desengañan disimulan, se lo callan, no sea que los demás les tomen por tontos..., y poco después se les olvida la lección, vuelven a repetir el proceso con su siguiente ilusión.
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