
En 2010, China superó a Estados Unidos y se convirtió en el mayor fabricante del mundo. Más de una década después, la brecha no ha hecho más que aumentar. En 2023, el sector manufacturero chino amasó un valor de 4,8 billones de dólares, lo que representa el 27% de la producción económica total del país, con datos de Naciones Unidas y Statista.
Las industrias metalúrgica y de construcción de maquinaria de China representan por sí solas casi el 40% de la producción industrial del país. Los fertilizantes, los plásticos y las fibras sintéticas también son fundamentales, lo que ha impulsado a China a una posición de liderazgo mundial en la producción de fertilizantes.
Mientras tanto, los bienes de consumo (textiles, ropa, calzado, alimentos procesados y juguetes) siguen dominando el perfil exportador de China. Los textiles sintéticos, en particular, han experimentado un rápido crecimiento.
En contraste, los productos fabricados representan poco más del 10% de la economía estadounidense, lo que la convierte en la menos dependiente de la fabricación entre los 10 principales países industriales del mundo.
Recientemente, el presidente Donald Trump impuso aranceles a las importaciones para fomentar la inversión nacional, argumentando que esto crearía "empleos estadounidenses mejor remunerados que fabricarían automóviles, electrodomésticos y otros bienes de alta calidad fabricados en Estados Unidos".
En Europa, Alemania sigue siendo la principal economía manufacturera del continente, generando aproximadamente 800 000 millones de dólares en valor industrial. Su fortaleza reside en la ingeniería automotriz, la maquinaria, los productos químicos y la electrónica.
Italia le sigue con 400.000 millones de dólares en producción manufacturera, impulsada por sus sectores de ingeniería mecánica, procesamiento de alimentos, moda y muebles. Por detrás aparecen Reino Unido, Francia o Rusia, con 300.000 millones de dólares cada uno, o los 200.000 millones de dólares de España, Irlanda o Suiza.
Brasil lidera en Sudamérica con 300.000 millones de dólares en valor manufacturero. Su economía industrial se basa en la producción automotriz, el procesamiento de alimentos, los productos químicos y la industria aeroespacial, en particular a través de empresas como Embraer.
En Oriente Medio, Arabia Saudí y Turquía encabezan la clasificación de la industria manufacturera de la región. La producción industrial saudí está vinculada en gran medida a los productos petroquímicos, los plásticos y la refinación de petróleo. Turquía equilibra industrias tradicionales como los textiles y la fabricación de automóviles con sectores más nuevos como la electrónica y la maquinaria, atendiendo los mercados de Europa y Oriente Medio.
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