En mayo de 2010 en España se vivían todavía días de vino y rosas. A pesar de la inestabilidad económica mundial, de la quiebra de Lehman Brothers y de que la burbuja inmobiliaria ya había estallado, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero aún no veía la crisis. De hecho, por aquel entonces los mercados aún confiaban en nosotros y la ‘prima de riesgo’, es la diferencia entre la rentabilidad del bono español y el bono alemán a 10 años, estaba por debajo de los 100 puntos. Hoy, casi cinco años después, la ‘prima’ más popular ha vuelto a caer por debajo de esa barrera psicológica.
La Bolsa ha inaugurado el año con buenas noticias y, tras un descenso de 9 puntos básicos, la ‘prima de riesgo’ española se ha situado en los 97 puntos. Esto significa que el coste de acudir a los mercados internacionales para financiarnos será casi seis veces menor que cuando llegamos a los 640 puntos en julio de 2012.
Esta rebaja en el sobreprecio a pagar por emitir deuda pública ha sido posible después de que el rendimiento del bono español a 10 años haya caído al mínimo histórico del 1,517%, a punto de romper el suelo del 1,5%.
Además de por la caída del bono español a mínimos históricos, la prima de riesgo de España se reducía por el leve repunte del interés del bono alemán, cuyo diferencial con el bono nacional mide el riesgo país; la rentabilidad del bono germano se situaba en el 0,548%, desde el 0,541% precedente.
Y ello permitía también a las primas de riesgo de otros países periféricos de la zona del euro estrecharse: la de Italia caía a 125 puntos básicos, la de Portugal, a 203, y la de Grecia, por debajo de 900, en 894.
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