No es de extrañar que el covid-19 haya entristecido a la gente. Una investigación publicada en la revista médica The Lancet apunta a que la pandemia causó casi 130 millones de nuevos casos de depresión y ansiedad en todo el mundo hasta enero de 2021. Sin embargo, ya se está aplicando una solución eficaz: la vacuna contra el covid.
En Estados Unidos, el acceso a las vacunas varía según la edad y el Estado. Esto permitió a los investigadores de la Universidad del Sur de California y la Corporación RAND evaluar el efecto de la vacunación en la salud mental en una encuesta elaborada por la Oficina del Censo. A lo largo de la pandemia, se han realizado encuestas cada una o dos semanas. Los investigadores descubrieron que la vacunación contra el coronavirus redujo los síntomas de depresión en un 27% y la ansiedad en un 28%.
Los beneficios no se distribuyeron por igual. Los afroamericanos, los inquilinos y las personas que ganan menos de 35.000 dólares al año registraron algunas de las mayores mejoras. Los trabajadores de la administración pública se beneficiaron más que los empleados del sector privado y los hogares con hijos registraron una mayor reducción de la ansiedad que los que no tenían hijos. Las personas que podían trabajar desde casa no experimentaron una reducción significativa de los problemas de salud mental, tal vez porque no tuvieron que elegir entre el trabajo y la exposición a los virus.
El despliegue de las vacunas ha beneficiado a todos los estadounidenses, hayan recibido o no una dosis. Las restricciones se han relajado, lo que ha permitido que la gente vea más a sus amigos y familiares, que se reanuden las citas con el psicólogo en persona y que los niños vuelvan a la escuela. Sin embargo, los investigadores descubrieron que las altas tasas de vacunación en los estados de origen de los encuestados no aliviaron sus problemas de salud mental. Por el contrario, las personas sólo informaron de menos ansiedad y depresión cuando ellos mismos habían sido vacunados.
El gráfico que muestra que la mayoría de vacunas contra el covid-19 se han usado en los países ricos
Desde que en noviembre apareció ómicron, una nueva variante altamente contagiosa del SARS-CoV-2, los gobiernos han instado a sus ciudadanos a vacunarse. En los países ricos eso suele significar una tercera dosis de refuerzo. Pero en los países más pobres a menudo significa recibir una primera dosis.
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