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El alquiler social es una de las opciones más recurridas por aquellas personas que han sufrido un desahucio, han perdido su vivienda y que, al disponer de un bajo nivel adquisitivo, no pueden permitirse el alquiler de un inmueble a través del proceso habitual. Veamos en qué consiste exactamente un alquiler social:

En términos generales, el alquiler social ofrece a aquellas personas en riesgo de exclusión que han sido desahuciadas la posibilidad de tener una vivienda en alquiler. El alquiler social va dirigido a ciertos grupos de la población como jóvenes con un poder adquisitivo bajo, personas mayores de 65 años y en riesgo de exclusión, familias numerosas y monoparentales

El acceso a este tipo de alquileres requiere de unos requisitos concretos que son los siguientes:

- El desahucio debe haberse producido por impago de la hipoteca y la entidad financiera demandante es quien debe ofrecer la vivienda

-Los ingresos de la familia no pueden ser superiores a lo que ha establecido el banco y el gobierno

-La persona en cuestión no debe tener otra vivienda en propiedad

Los alquileres sociales tienen una duración de dos años como máximo y la renta mensual puede variar entre los 150 y 400 euros en función de los ingresos

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