Casas de película

Atención fanáticos de ‘Stranger Things’, el hogar de la familia Byers ha encontrado nuevo propietario tan solo seis semanas después de ponerse a la venta por 640.000 dólares (546.000 euros al cambio actual). El modesto pero famoso inmueble, conocido por ser el escenario donde Eleven (Millie Bobby Brown), Joyce (Winona Ryder), Jonathan (Charlie Heaton) y Will (Noah Schnapp) se mudan en la cuarta temporada de la exitosa serie de Netflix, vio una avalancha de interés entre fanáticos y compradores desde que salió a la venta en enero de este año.

¿Quieres saber cómo es el bar de Friends? ¿O la habitación de Carrie, la prota de Sexo en Nueva York? ¿O la vintage y modesta Casa de la Pradera? Este diseñador de interiores español dibuja cualquiera de los escenarios que vemos en películas y series famosas. Se llama Iñaki Aliste Lizarralde y dibuja a mano y un plano le puede llevar entre 40 y 50 horas. Los publica en Deviantart, una especie de galería online, para que puedan verlos los fans de las series: a partir de ahí han empezado a circular por internet y han sido replicados por medios como Huffington Post, Chicago Tribune, Daily Mail, Seattle Times, etc.

Si pudieras hospedarte en una casa de la ficción, ¿cambiarías tus vacaciones para pasar unos días en algunas de las mansiones más espectaculares de la gran pantalla? Hacemos un repaso a las mejores casas para el verano que nos ha mostrado el cine.

El 'estrellato' de una vivienda puede convertirse en una auténtica pesadilla para su dueño. Los propietarios de casas que se han hecho famosas por salir en películas o series son visitadas y fotografiadas a diario y están expuestas a la recreación de escenas, pintadas en las fachadas e incluso robos. Estos son algunos de los casos más paradigmáticos.

A diferencia de lo que sucede en la película de Disney, la historia de la casa real que inspiró ‘Up’ no tiene un final feliz. Tras fallecer su propietaria, Edith Macefield, la casa acabó en manos de una firma inmobiliaria que entró en concurso de acreedores y hoy se vende -vacía, tapiada y sin su viejo encanto- al mejor postor.