Canadá vive peligrosamente. La deuda de las familias se ha disparado por encima del 165% de la renta disponible, un nivel similar al que se observaba en Estados Unidos justo antes del estallido de la crisis de las ‘subprime’. Otra luctuosa coincidencia es que la mayor parte de esa deuda es hipotecaria en un momento en el que el mercado de la vivienda está hasta un 34% más caro que la media histórica.
Un peligros cóctel que puede confirmar que el país norteamericano como la próxima burbuja en estallar. A pesar de todo, el problema de la vivienda y la excesiva deuda no ha sido uno de los principales argumentos políticos en la pasadas elecciones federales del 19 de octubre.
Ninguno de los tres grandes candidatos –Stephen Harper, Justin Trudeau y Thomas Mulcair– se atrevió a decirle a los votantes que sus flamantes casas están sobrevaloradas. Y eso a pesar de que el ganador, Justin Trudeau, previsiblemente tendrá que lidiar con las consecuencias del sobrecalentamiento del mercado.
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