Bautizada como la Casa Magarola, está situada en un terreno abrupto en Sant Cugat del Vallès, cerca de la capital catalana. Es un proyecto del estudio Raúl Sánchez Arquitectos
Ubicada cerca de Barcelona, la Casa Magarola ha sido diseñada por el estudio Raúl Sánchez Arquitectos con un revestimiento de color naranja.
Casa Magarola José Hevia

El color naranja en arquitectura siempre ha estado asociado a la energía, la calidez y la vitalidad. En exteriores, genera un impacto visual inmediato, capaz de destacar volúmenes y reforzar la identidad de un proyecto.

No es casualidad, pues, que este tono se utilice tanto en contextos urbanos como rurales para marcar la presencia de un edificio en el paisaje. Y más aún cuando se combina con materiales robustos como el hormigón, el naranja adquiere un carácter intenso que dialoga con la naturaleza y la luz cambiante de su entorno.

Posiblemente, todas esas razones fueron a los que llevaron al estudio español Raúl Sánchez Arquitectos a emplear esa tonalidad en la Casa Magarola, una vivienda situada en un terreno abrupto en Sant Cugat del Vallès, cerca de Barcelona. En ella, el naranja quemado envuelve las fachadas, convirtiéndose en el hilo conductor de un diseño pensado para integrarse con la montaña sin perder fuerza expresiva.

La vivienda consta de dos plantas apoyadas en esbeltas columnas de hormigón que elevan la estructura sobre la ladera.
Flotando sobre la ladera José Hevia

Una caja naranja suspendida en la pendiente

La Casa Magarola consta de dos plantas apoyadas en esbeltas columnas de hormigón que elevan la estructura sobre la ladera, dando la impresión de que el edificio flota sobre el terreno. Todo ello, acompañado de la elección del revestimiento naranja quemado, aporta un contraste con la vegetación y las rocas de la zona, reforzando la singularidad del proyecto.

El concepto busca una experiencia sensorial, tal como lo define el estudio: “nuestro enfoque consistió en intentar minimizar el impacto en el terreno, casi imaginando que, si la casa desapareciera, el terreno seguiría teniendo prácticamente el mismo aspecto”.

Esa filosofía se traduce en una fachada orientada a la carretera, protegida por una valla metálica y con una apariencia casi ciega. Tras ella, una escalera de hormigón conecta con las estancias principales, concebidas como miradores abiertos al valle.

La fachada está orientada a la carretera, protegida a su vez por una valla metálica y con una apariencia casi ciega.
Fachada principal José Hevia

La estructura adopta una planta en forma de H basada en la proporción áurea, lo que genera un “equilibrio entre simplicidad y sofisticación”. Gracias a ello, las fachadas se organizan con huecos, patios y ventanas que ofrecen distintas perspectivas del paisaje según el recorrido por la casa. Pero no solo con una relación interior-exterior, sino también “el paisaje interior que se revela al recorrer la casa, los diferentes espacios que descubres al caminar por ella”, señala el estudio.

Geometría abierta

El núcleo de la planta baja alberga las zonas de servicio, como la despensa, el baño y las escaleras, con el fin de liberar el perímetro, convertido en un espacio transparente gracias a grandes ventanales. La cocina se organiza alrededor de una isla central de hormigón moldeadoceppo di gré, una piedra italiana que añade textura y sofisticación. Esta tiene acceso a la terraza gracias a unas puertas correderas de cristal.

La cocina se organiza alrededor de una isla central de hormigón moldeado y ceppo di gré y tiene acceso directo a la terraza.
Cocina José Hevia

Un largo banco de madera acompaña toda la fachada acristalada y conduce hasta el salón. Este ambiente se articula en torno a una chimenea angular de acero negro, que aporta un punto de contraste al predominio del hormigón y el vidrio. En el nivel alto se distribuyen dos dormitorios orientados hacia el valle y dos baños situados en la parte más cerrada. Ambas plantas se conectan por una escalera de caracol metálica pintada del mismo naranja que las fachadas.

El salón se articula en torno a una chimenea angular de acero negro, que aporta un punto de contraste al predominio del hormigón y el vidrio.
Salón José Hevia

La experiencia culmina en la azotea, donde se ha dispuesto una terraza con ducha exterior y áreas de descanso. Allí, el alto parapeto naranja envuelve el espacio y lo convierte en un lugar recogido, mientras que las barandillas metálicas refuerzan la sensación de ligereza. 

Las plantas se conectan por una escalera de caracol metálica pintada del mismo naranja que las fachadas.
Escalera José Hevia

La geometría es un elemento destacado de la vivienda, la cual permite crear terrazas ocultas en los recortes de la planta, pequeños refugios luminosos que ofrecen vistas privilegiadas y espacios de intimidad. De hecho, en el centro de la casa se ubica un vacío a doble altura que potencia la sensación de amplitud.

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