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El precio de la vivienda ya se estaba ralentizando con claridad antes de la llegada del coronavirus, sobre todo en el mercado de segunda mano.

Según los datos del INE, el índice del precio de la vivienda cerró el primer trimestre del año con un alza interanual del 3,2%, cuatro décimas menos que a cierre del año pasado. De hecho, se trata de la cifra más baja desde principios de 2015, y eso que solo recoge las dos semanas de confinamiento. 

La peor parte de la estadística se la lleva la vivienda usada, cuya subida se sitúa por debajo del 3% por primera vez en un lustro (se ha situado en el 2,7%, frente al 3,4% resgistrado en los últimos tres meses de 2019), mientras que el precio de las casas nuevas sube más de un 6% (un 6,1%, frente al 5,3% del trimestre anterior).

Si miramos el resultado por regiones, descubrimos que la tasa anual del índice del precio de la vivienda en el primer trimestre de 2020 disminuye respecto al último de 2019 en 12 comunidades autónomas, aumenta en tres y se mantiene en las dos restantes. Los mayores descensos se producen en Castilla y León, Castilla-La Mancha y Extremadura (con bajadas de 2,1, 2 y 1,9 puntos, respectivamente), mientras que los de la variación anual se se registran en País Vasco, Islas Baleares y Asturias (con subidas de cinco décimas en las dos primeras, y de una décima en la última).

A pesar de que los números siguen siendo positivos en el conjunto del país, el mercado cree que en el segundo trimestre, que recogerá todo el impacto del estado de alarma y el parón de la actividad económica por el covid-19, la tendencia se revertirá. El Banco de España calcula que entre abril y junio la economía española se desplomará entre un 16% y un 22%, y los expertos adelantan un fuerte descenso de las operaciones de compraventa y de los precios de la vivienda de segunda mano, sobre todo en zonas turísticas.

Las previsiones apuntan a un descenso de entre el 3% y el 10% en el conjunto del año, aunque la caída podría ser muy superior en algunos puntos del país. No obstante, también vaticinan que se podrían librar del ajuste aquellas viviendas que estén bien ubicadas en las grandes ciudades, que se encuentren en zonas periféricas de los principales núcleos urbanos y cuenten con espacio exterior, ya sea terraza, balcones o jardín, por la creciente demanda de este tipo de inmuebles. Por otro lado, el consenso cree que la crisis del coronavirus tendrá un impacto reducido tanto en el precio de la vivienda de obra nueva y moderado en las rentas del alquiler.

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