Hogar inteligente. Dos palabras que se han puesto muy de moda en el mundo de la tecnología. Lo vemos con los últimos lanzamientos y compras que Apple, Google y Samsung han realizado para adentrarse en el nuevo sector o en los expertos que claman que, en un futuro no muy lejano, casi todos los electrodomésticos de nuestra vivienda estarán conectados a Internet. Para 2020, Intel estima que 4.000 millones de personas estarán empleando 31.000 millones de dispositivos inteligentes en su hogar.
Suena bien eso de que las luces se enciendan o se apaguen cuando cambiamos de habitación, que el equipo de música nos recomiende canciones en función de nuestros gustos o que el frigorífico nos avise de cuándo nos quedaremos sin huevos. Pero, ¿Qué pasaría si, de pronto, la luz de un cuarto no se enciende, el reproductor deja de funcionar o nos quedamos sin huevos porque el frigorífico no se ha enterado? ¿Quién va a reparar los dispositivos de nuestra futura casa inteligente?
En esto ha pensado Dixons Carphone, una compañía británica de servicios eléctricos y de telecomunicaciones. Andrew Harrison, director ejecutivo del grupo, aseguró el pasado mes que ni Google ni Amazon ni Netflix enviarán a un ingeniero para arreglar los dispositivos. Son multinacionales que no destacan por su soporte técnico, precisamente. Y eso deja un nicho abierto, el de las 'ñapas 2.0', donde se situarán la firma británica y muchas otras en un futuro próximo.
La Internet de las cosas acaba de nacer y, hoy en día, lo más parecido a una 'smart home' lo encontramos en el campo de la domótica, el conjunto de sistemas que permite automatizar una vivienda. Controlar la iluminación, la climatización o hacer más segura nuestra residencia son algunas de las tareas que realizan los sistemas de varias compañías españolas que, además, se encargan de asistir a los clientes cuando se presenta algún problema.
Sirva como ejemplo Future Technologies, una empresa alicantina que en los últimos cinco años ha automatizado cerca de 300 viviendas y unas 15 residencias de lujo. Como firma dedicada a la integración de sistemas domóticos, su equipo de ingenieros se encarga de motorizar persianas y accesos, de que las lámparas se enciendan y se apaguen por sí solas o de controlar la temperatura del hogar, entre otras cosas.
Desde la compañía aseguran que no es muy común que un cliente llame por algún problema con el sistema, pero tienen un servicio de posventa que cubre dicha necesidad. “En principio, en Future, hay una persona que está recibiendo constantemente esas llamadas y de forma remota [es decir, a través de Internet] podemos acceder a la vivienda, con el permiso del cliente”, nos cuenta su gerente, Carlos Gras.
Para diseñar e instalar sus mecanismos emplean la tecnología KNX, el estándar global del campo de la domótica del que hacen uso casi todas las compañías del sector. Este estándar, entre otras cosas, permite a la compañía alicantina ofrecer al cliente funciones y características de otros fabricantes, si así lo desea.
“A los integradores ingenieros como nosotros nos da pie a que, si a un cliente le gusta una estética de un pulsador o un fabricante tiene un módulo para controlar una determinada luz, podamos instalarlo porque los dos utilizamos KNX. Los dos 'hablamos' el mismo idioma”, explica.
Al mismo tiempo, el estándar hace posible arreglar los fallos de cualquier sistema que emplee KNX. De acuerdo con Diego Perera, director de Konet, empresa madrileña de integración de sistemas domóticos, su una persona ha comprado su vivienda ya automatizada y se encuentra con alguna avería, pero no sabe qué empresa se ha encargado de la instalación, podría llamar a la marca que aparece en los dispositivos. Dicho fabricante, entonces, se pondría en contacto con empresas como Konet, que conocen la tecnología que ha utilizado - en este caso, KNX -, y podrían acercarse para dar solución al problema.
“Los sistemas son de la gente que los crea, nosotros los instalamos”, señala Perera. “Cuando hay un problema, hay que acudir a quien lo fabrica. Ellos son los que homologan a los instaladores para poder instalarlos porque cada uno viene con su 'software' y no es una cosa que pueda hacer cualquiera”.
Cuando los hogares comiencen a inundarse de terminales inteligentes, las personas que ya cuenten con una casa automatizada podrán instalar los objetos de la Internet de las cosas sin necesidad de acudir a la empresa que puso en marcha el sistema domótico. Y en el caso de aquellos con una residencia normal, que son abrumadora mayoría, el proceso de reparación de sus aparatos inteligentes se parecerá al que ya se estila en el campo de la domótica - es decir, llamar al fabricante y contactar con técnicos que conozcan la tecnología utilizada.
Los 'ñapas' del futuro serán, por tanto, señores como los de ahora: autónomos o trabajadores de una pyme que arreglan igual un roto que un descosido. Eso sí, con conocimientos de informática. Manolo y Benito 2.0
Para poder comentar debes Acceder con tu cuenta