Entre los verdes pinares de las colinas sobre la costa de Cala Mastella (Ibiza), se encuentra Can Brute, un emblema de la perfecta fusión entre la arquitectura ibicenca tradicional y el diseño moderno contemporáneo. Esta villa de seis dormitorios ofrece una experiencia de lujo incomparable, acentuada por su ubicación remota y su sistema de energía autónomo, propiciando un estilo de vida sostenible y conectado con la naturaleza. Está a la venta en idealista por 22 millones de euros.
La fachada de piedra se integra armoniosamente con el paisaje natural, prolongándose al exterior a través de serpenteantes pasarelas de arenisca. Al cruzar la imponente puerta principal, diseñada al estilo de los años 70, la interiorización de la cultura balear se manifiesta en cada rincón, con suelos lisos de travertino y paredes encaladas que completan un ambiente cálido y acogedor.
El diseño interior revela un espacio de recepción luminoso, coronado por un techo de vigas blancas y claraboyas, mientras que las ventanas pivotantes hidráulicas de la fachada capturan la esencia del paisaje exterior, regalando vistas impresionantes del amanecer. La cocina, con armarios de madera a medida, combina tradición y modernidad, con encimeras de mármol. Un sistema de hogar inteligente y la calefacción por suelo radiante aseguran comodidad durante todo el año.
El espacio exterior de la villa no escatima en detalles: terrazas ideales para practicar yoga, pérgolas de madera que se tornan en el refugio perfecto contra el sol, y una piscina climatizada revestida de mármol que brilla turquesa bajo el sol ibicenco.
Las habitaciones reflejan una elegancia simpleza, con la suite principal destacando por su vestidor privado, baño en suite con ducha doble y una terraza que ofrece vistas panorámicas al Mediterráneo. Además, tres suites adicionales en la planta baja promueven la integración con la naturaleza al ofrecer acceso directo al patio exterior.
El encanto de Can Brute se completa con su proximidad a las aguas cristalinas de la playa de Cala Mastella, el pintoresco pueblo de San Carlos y los destinos emblemáticos como el Bar Anita y el mercadillo hippy de Las Dalias. Esta villa no solo se convierte en un hogar de ensueño, sino en una puerta de entrada a la vibrante y relajante vida que Ibiza promete.
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