Jugando en el filo: cuando facturar sin estar dado de alta como autónomo no es ilegal

Artículo escrito por b. Pérez, colaborador de idealista news

Hay un puñado de cosas sobre el marco laboral que mucha gente desconoce. Por ejemplo, que el cada vez más común trabajo por cuenta propia, el desarrollado por la popular y controvertida figura del autónomo, se rige por una ley franquista, del año 1970, para ser más concretos: el decreto 2530/1970 de 20 agosto

Este decreto establece, entre otras cosas, que todos los trabajadores por cuenta propia que ejerzan “de forma habitual, personal y directa” una actividad en territorio nacional tendrán la obligación de darse de alta en el régimen especial de trabajadores autónomos y pagar la cotización social correspondiente (261,83 euros como mínimo para 2014), con independencia del tiempo que se dedique a esa actividad y de la remuneración que el trabajador obtenga por su trabajo

De una lectura estricta de la norma se derivaría, por ejemplo, que un joven que da tres horas de clases particulares a la semana por las que percibe una remuneración semanal bruta de 45 euros tenga la obligación legal de darse de alta en el régimen de autónomos y abonar por tanto la cotización correspondiente por mucho que sus ingresos mensuales no puedan superar nunca los 235 euros y se sitúen por debajo de la cotización mínima establecida en la ley. Es decir, por mucho que el desarrollo en condiciones de escrupulosa legalidad su actividad le condujera a perder dinero por dar esas clases

Muchos expertos consideran absurda la supervivencia de un marco normativo que pueda dar lugar a situaciones como ésta y atribuyen a esta distorsión la existencia de una bolsa no pequeña de empleo sumergido que opta por desarrollar su actividad al margen de la ley para obtener siquiera un pequeño rendimiento por su trabajo 

El asunto, por cierto, supone también un perjuicio para las arcas de las administraciones públicas porque al sumergir la actividad no sólo no se abona la cuota mínima que correspondería pagar por el régimen de autónomos sino que tampoco se factura el servicio, por lo que ni se devenga iva ni se genera rendimiento económico conocido que gravar en el IRPF

Estas objeciones han alimentado una creciente corriente de opinión que pide vincular la cotización del régimen de autónomos a los ingresos efectivamente obtenidos con el fin de evitar situaciones casi confiscatorias, si bien la tarifa plana de 50 euros para nuevos autónomos ha resuelto este problema en buena medida, al menos transitoriamente

Facturar sin darse de alta como autónomo

Con todo la experiencia acumulada en la aplicación de esta normativa ha puesto de manifiesto que sí existen algunas situaciones en las que un trabajador puede realizar de forma completamente legal, o al menos de forma aceptable por los encargados de velar por la aplicación de la ley –tesorería general de seguridad social y tribunales-, una actividad por cuenta propia sin necesidad de darse de alta en el régimen especial de autónomos ni pagar la cotización correspondiente

Para beneficiarse de esta excepción debe tratarse de actividades “que generen ingresos con carácter puntual y no recurrente en el tiempo”, según explica ángel González Martínez, de agm abogados 

En esos casos, continúa el abogado, “es uso y costumbre permitido tanto por la tesorería general de seguridad social como por la inspección de trabajo que se puedan percibir ingresos por motivo de la actividad profesional del autónomo sin necesidad de darse de alta en dicho régimen”

El origen de esta excepción se encuentra en una sentencia judicial del año 1997 que ante la falta de definición de lo que la ley consideraba “actividad habitual” en la definición del trabajo autónomo decidió vincular al menos en parte ese principio de habitualidad a la cuantía de la remuneración

Desde entonces es convención –no existe ningún texto legal que lo precise- mayoritariamente aceptada que una actividad se pueda considerar irregular, y por tanto no derivarse de ella la obligación de alta y pago de cotización en el régimen de autónomos, cuando la remuneración obtenida por ella no supere la cuantía del salario mínimo interprofesional, fijado para 2014 en 9.034,20 euros anuales

Pero, atención, ¿Supone el cumplimiento de este requisito un escudo legal ante eventuales reclamaciones por parte de la seguridad social? En absoluto. Y esa es la parte más delicada del asunto. No hay ninguna ley que dé cobertura a ese principio, que únicamente se utiliza como punto de referencia para evitar situaciones radicalmente injustas como la mencionada al inicio del artículo

El abogado ángel González Martínez aconseja manejarse con cautela en estos casos. “Salvo que se tenga la certeza absoluta de que los rendimientos que se van a obtener no van a superar en ningún caso el salario mínimo es preferible darse de alta como autónomo, porque de lo contrario la seguridad social nos obligará a abonar todas las cuotas dejadas de abonar y además un recargo por no haberlo hecho antes”

“es más, como profesionales, nuestro consejo es que cualquier trabajador que vaya a realizar una actividad por cuenta propia se dé de alta porque de no hacerlo no nos estaríamos apoyando en una normativa fijada reglamentariamente sino en un hábito o costumbre que la tesorería general de seguridad social o los jueces pueden variar en cualquier momento”