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"Solicitaremos al nuevo Gobierno la exención del IBI en los edificios históricos recuperados de la ruina"
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La Fundación de Casas Históricasy Singulares de España lleva dos décadas apoyando, a través de la Asociación del mismo nombre, a los propietarios de las más de mil propiedades históricas privadas en la difícil tarea de su conservación.

Para entender la naturaleza de este patrimonio y las dificultades que entraña su gestión, hablamos con el presidente de la Fundación, Javier Bahamonde Santiso de Ossorio.

¿Qué problemas se encuentran principalmente los titulares y gestores de inmuebles históricos?

El elevado coste de las obras de restauración y de mantenimiento que tienen que acometer y que no son valorados suficientemente ni por la sociedad ni por las diferentes administraciones.

¿Cree que la Administración es poco incentivadora para el mantenimiento de estos inmuebles históricos?

Desgraciadamente no es colaboradora en absoluto y esto supone una ceguera total que perjudica nuestro patrimonio y la riqueza que puede generar.

¿Qué le pediría al nuevo Gobierno que se forme tras el 10N?

Le pediría que sea sensible, cuanto menos, a este grave problema. Es evidente que el gobierno no puede acometer las obras de mantenimiento de este patrimonio, pero puede y debe apoyar a los que invierten parte de su energía y dinero, a fondo perdido, para sostenerlo.

En primer lugar, es imprescindible educar a la sociedad en la relevancia de esta actividad y después debe incentivar a los propietarios con una política fiscal moderada que centraría en tres temas:

  • La bonificación del IBI de todos los edificios catalogados en un porcentaje relacionado con su grado de protección y la exención del IBI por 30 años en todos aquellos edificios que se recuperen de la ruina.
  • La supresión de todas las licencias en las obras realizadas por la conservación de un bien catalogado y simplificación burocrática de estos trámites.
  • Permitir a las personas físicas, al igual que le hacen a las jurídicas, desgravar la totalidad del dinero invertido en obras de restauración o mantenimiento en bienes catalogados.

Avanzamos hacia el año 2020 en el que todos los edificios nuevos o con una gran rehabilitación deben ser de consumo de energía casi cero, ¿cómo afecta la normativa europea a los edificios históricos?

Lógicamente la eficiencia energética es un problema especialmente grave en los edificios históricos, pues por sus características hace que sea más difícil conseguir los objetivos de mejora energética. Un inmueble histórico, ante las medidas de eficiencia energética, se enfrenta a una disyuntiva: abordar los retos de eficiencia sin menoscabo de sus valores patrimoniales. Esto es muy complejo, dada la variedad de tipologías arquitectónicas y su relación con el territorio en el que se construyeron o por el uso que, en origen, ha podido tener cada inmueble y que no siempre coincide con el uso final que pueda tener tras una rehabilitación.

La edificación histórica presenta una dinámica interna muy diferente a la contemporánea, por ello no todo vale en materia de rehabilitación energética en edificios históricos. En este sentido, la regulación energética en España en inmuebles históricos establece unos criterios mínimos pero no se puede normalizar al completo la totalidad de cada uno de ellos, debido, precisamente, a la gran variedad de especificidades existente.

¿Están suficientemente concienciados propietarios de casas históricas con la eficiencia energética?

Creo que sí, además de por la transcendencia social que tiene este tema, porque nos afecta directamente pues la energía tiene un elevado coste que repercute en el bolsillo del propietario. Imagínese, por ejemplo, las dificultades económicas que supone conseguir una comodidad mínima en el calentamiento de una casa antigua, generalmente con proporciones importantes y concebida con otros criterios.

Hace tres años la Fundación empezó a entregar con periodicidad anual el único premio en España que reconoce la labor de los propietarios privados conservando el patrimonio histórico, ¿por qué surge este galardón?

Surge por la necesidad de reconocer la labor y el esfuerzo que los propietarios de casas y jardines históricos realizan para conservar, para las próximas generaciones, un patrimonio que es nuestra seña de identidad y que tiene una enorme trascendencia económica relacionada con el turismo, la cultura y el desarrollo económico social en general.

La conservación de los inmuebles históricos tiene impactos positivos en todos los ámbitos de la economía y la sociedad. Su adecuada gestión y preservación permite que sean activos generadores de empleo; centros de formación, de difusión cultural; motores turísticos de ciudades y entornos con alto valor cultural y medioambiental.

Desde hace casi una década, además, el turismo cultural se está posicionando con fuerza frente al manido turismo de sol y playa. En este contexto, los centros históricos de las ciudades están actuando como focos de atracción para esos turistas y visitantes que disfrutan del ocio cultural, pero por desgracia, muy pocos son conscientes aún de que, esos cascos históricos están integrados, en buena parte, por edificios históricos, en su mayoría privados. Y, ¿quién está detrás de ellos cuidándolos y velando por su mantenimiento? El propietario privado. Esto es lo que se desconoce y precisamente por ello queremos reconocer su labor y darla a conocer a toda la sociedad.

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