Todos los indicadores económicos pronostican que la vivienda en España está a punto de tocar techo. Sin embargo, la realidad es otra. Ni la desaceleración de la economía ni la llegada del euro (y el fin del dinero negro, que durante meses pareció ser el motor), ni el repunte de los tipos de interés han conseguido frenar la tendencia alcista "en realidad a nadie le interesa que la vivienda baje", dice un ejecutivo del sector. "Sólo quien nunca ha adquirido una casa desea que bajen los precios. El resto, empresas y particulares que ya son propietarios sueñan con que los precios aumenten para vender en mejores condiciones". En opinión de varios empresarios del sector, la vivienda sólo tiene dos amenazas serias: una subida fuerte de los tipos de interés y una agudización del paro
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