La nueva orden, que el ministerio de economía pretende aprobar antes del 1 de enero, introduce como principal novedad la sustitución en las tasaciones del actual valor de mercado por un nuevo concepto, el valor hipotecario. Éste se define como el valor aproximado al que se podría vender el bien en el futuro, aplicando el criterio de prudencia para eliminar los elementos especulativos y los ligados al ciclo inmobiliario. Se trataría por tanto de un valor más estable que el de mercado, que bajaría menos en épocas en las que el ciclo es bajo y subiría también menos en un ciclo alcista. Una de las consecuencias, por lo tanto, sería la reducción de precios de la vivienda que reflejan las estadísticas de las sociedades tasadoras de bancos y cajas en épocas alcistas
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