La generalitat catalana ha aprobado un decreto que regula el número de personas que pueden vivir en una vivienda en función de sus metros cuadrados y evitar así la masificación que se produce en algunos barrios a raíz de la concentración de la inmigración. El decreto determina una media de una persona por cada 10 metros en viviendas de hasta 40, aceptando nueve en los pisos de 80 metros. La medida pretende la buena conservación del parque inmobiliario y evitar el hacinamiento
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