El plan territorial de mallorca, que será aprobado en diciembre, prevé la demolición de 20.000 plazas turísticas obsoletas y permitirá el derribo de viejos hoteles situados en primera línea de mar a cambio de autorizar la construcción de nuevos establecimientos turísticos en otras zonas menos saturadas de la isla. El proyecto está elaborado por el consell insular de mallorca y ya ha iniciado contactos con el ministerio de economía para que financie algunas de estas reconversiones, que pretenden lavar la mala imagen de algunas de las zonas turísticas más degradadas de la isla
En concreto, el gobierno autonómico ya ha iniciado las gestiones para derribar hoteles obsoletos situados en s'arenal, una de las zonas turísticas con peor imagen, y permitir la construcción de nuevos establecimientos en unas canteras abandonadas que se encuentran en el mismo municipio. Los propietarios de los hoteles afectados serán indemnizados para que puedan mantener la actividad turística en otras zonas de la isla, según el plan territorial de mallorca. Sin embargo, la medida ha levantado ampollas entre algunos hoteleros. Según pere cañellas, presidente de la federación hotelera de Baleares, "los empresarios se resistirán a abandonar sus establecimientos en primera línea. No querrán perder ventas y jamás aceptarán el cierre de sus hoteles al lado del mar e irse a otras zonas más alejadas y con menos plazas", apunta
En concreto, el gobierno autonómico ya ha iniciado las gestiones para derribar hoteles obsoletos situados en s'arenal, una de las zonas turísticas con peor imagen, y permitir la construcción de nuevos establecimientos en unas canteras abandonadas que se encuentran en el mismo municipio. Los propietarios de los hoteles afectados serán indemnizados para que puedan mantener la actividad turística en otras zonas de la isla, según el plan territorial de mallorca. Sin embargo, la medida ha levantado ampollas entre algunos hoteleros. Según pere cañellas, presidente de la federación hotelera de Baleares, "los empresarios se resistirán a abandonar sus establecimientos en primera línea. No querrán perder ventas y jamás aceptarán el cierre de sus hoteles al lado del mar e irse a otras zonas más alejadas y con menos plazas", apunta
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