Barcelona está viviendo un curioso fenómeno en torno al alquiler de viviendas. Se trata de alquilar por días o semanas pisos céntricos y a precios desorbitados (se llegan a ingresar hasta 3.360 euros al mes por un apartamento) a turistas, que prefieren esta opción a un hotel. La mayoría de los pisos opera sin licencia, pese a ser ésta una actividad regulada por la generalitat, y al no hacer factura se embolsan todos los ingresos 'en negro'. El modo de funcionamiento es sencillo: las ofertas, que se encuentran principalmente en Internet y en infinidad de carteles dispuestos por la ciudad, van desde pequeños habitáculos con capacidad para dos personas hasta pisos de 200 metros cuadrados que se alquilan por precios millonarios. Las zonas que más se anuncian son la barceloneta, el gòtic y el born. Éste último es el barrio más caro y donde hay más ofertas
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