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Las grandes constructoras españolas son morosas. Tardan en pagar a sus proveedores 190 días de media lo que significa que, en algunos sectores, abonan con 300 días de retraso, es decir, casi un año después de haber recibido el material. Esta situación no es baladí porque la deuda acumulada asciende a más de 7.000 millones de euros y ha supuesto la quiebra del 25% de las 25.000 empresas que se dedican a proveer a las constructoras nacionales, en su mayoría pymes. La confederación española de asociaciones de fabricantes de productos de construcción (cepco) reclama una trasposición fiel en España de la directiva del parlamento europeo que combate los abusos de comercio y los plazos de pago abusivos. La deuda viva de las constructoras "vienen muy bien a las constructoras a la hora de presentar resultados porque se contabiliza como ingresos atípicos", explican desde cepco

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