El mercado inmobiliario norteamericano, lejos de enfriarse, sigue dando muestras de una envidiable salud. En marzo, la venta de vivienda de nueva construcción escaló un 12,2% respecto a febrero (un 12,7% en términos interanuales), el mayor salto desde la década de los 80. Y eso pese a que la fed (banco central estadounidense) se ha embarcado en una espiral alcista de tipos de interés, que había hecho pensar que las ventas se enfriarían, poniendo fin al largo ciclo de revalorización de activos. El tirón de la economía norteamericana y los todavía atractivos tipos de interés de las hipotecas explican parte del fenómeno. Pero hay otros motivos de fondo: la sociedad norteamericana está experimentando importantes cambios demográficos, como la llegada de mayores flujos de inmigrantes (los hispanos poseen un 50% más de casas en propiedad que en el mismo mes de 2004) y la intensa demanda de la generación del baby boom
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