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Inversores y analistas empiezan a preocuparse si no estará el sistema financiero contribuyendo a "calentar" el mercado inmobiliario español, a la vista de la presión que ejerce el gran volumen de liquidez presente. Al dinero procedente de fondos extranjeros que buscan inmuebles en los que invertir, se suma la facilidad para obtener hipotecas baratas. Está en cuestión si el exceso de dinero es un factor que empuje a algunas entidades financieras a conceder créditos (para adquisición o para construcción) sin la debida prudencia y que facilite que los promotores, con una financiación cercana al 100% del coste de la construcción, emprendan nuevas promociones sin las precauciones necesarias. Hay mecanismos, como la titulización que introducen más liquidez al sistema. Las entidades financieras sacan de su balance al año las hipotecas que antes permanecían durante 15 años y las venden a terceros a menor precio. La mayor liquidez lleva a nuevas hipotecas y en esa dinámica cabe que se baje el listón de exigencias. Incluso quienes sostienen que la banca española no presta sin garantías añaden que algunas entidades tienden a elevar el valor de la tasación para, respetando la recomendación de no hipotecar por encima del 80%, dar un préstamo más elevado sin provisionar más. Las bajas tasas de morosidad tranquilizan, pero no son los créditos al particular los que preocupan, sino los dados al promotor

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