De los 44 millones de personas que viven en nuestro país, 3,7 millones son extranjeros, lo que representa ya el 8,5% de la población. Frente a este dato nadie duda del impacto que esta población tiene en el mercado inmobiliario. "Lo tuvo en un primer momento cuando comenzó la entrada de inmigrantes, lo tiene en la actualidad y lo seguirá teniendo en el futuro" asegura paloma taltavull, directora de estudios inmobiliarios de la universidad de Alicante. El incremento de la demanda es una de sus principales consecuencias. A juicio de esta experta, "cuando llegan absorben viviendas en arrendamiento y, después, se convierten en propietarios, pasando a ocupar las viviendas usadas más antiguas". Para lara de mesa, de analistas financieros internacional (afi), "hay que tener en cuenta que sus niveles de renta son inferiores, tienen una relativa inseguridad laboral y unas expectativas de futuro inciertas que retrasan la decisión de adquirir la vivienda en propiedad". Taltavull añade que "lejos de lo que se piensa, muchos sí tienen poder adquisitivo suficiente para comprar"
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