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A pesar de que los paus del norte de Madrid (sanchinarro, las tablas y montecarmelo) ya están prácticamente consolidados en lo que a viviendas se refiere, lo cierto es que son muy pocos los vecinos que se han trasladado a vivir a ellas. "Una de las principales razones es que las viviendas de esta zona han sido objeto, en gran parte, de inversores. Por un lado los que hace mucho tiempo vieron un precio atractivo y una buena oportunidad para conseguir importantes plusvalías", dice josé Luis Rodríguez, delegado de la zona centro de foro consultores. Por otro, "ha habido inversores que han comprado más tarde, ya a un precio más elevado, con vistas a obtener una revalorización rápida, algo que no está ocurriendo", añade y por ello "algunos han optado por la vía del alquiler". Si a quienes buscan hacer negocio del ladrillo se les añade que estos nuevos barrios no tienen todas las infraestructuras desarrolladas y no resultan cómodos, el fenómeno de los edificios fantasma empieza a ser más comprensible. De hecho, algunos vecinos han experimentado estar prácticamente solos durante un año en todo un edificio; año y medio después siguen sin ser suficientes y la ocupación de los garajes no llega ni a la mitad de su capacidad

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