El futuro de la que durante más de medio siglo fue el alcatraz madrileño empieza ahora a perfilarse: las grafiteadas paredes de la cárcel de carabanchel, que dejó de funcionar hace ocho años, serán sustituidas por flamantes promociones de vivienda. Eso se deduce de las reciente declaraciones de Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro del interior, en las que apostaba por la continuidad del "acuerdo satisfactorio" firmado en 2003 entre el ayuntamiento de Madrid y la administración central para el cambio de uso de la prisión. El 75% de los terrenos tendrán un uso dotacional y el 25% restante, residencial. "La cifra que se maneja es de unas 1.300 viviendas", confirma Eduardo Cuenca, senador de izquierda unida
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