El negocio residencial pierde fuelle, y mucho. Inmobiliarias e inversores han dejado de confiar en la promoción de viviendas, al menos en algunas zonas. La principal afectada es la costa española, donde no sólo se pone suelo a la venta a diestro y siniestro sino que, además, muchos de los terrenos a enajenar llevan aparejados tanto el proyecto residencial que está previsto desarrollar sobre ellos como el pertinente permiso de obras de las autoridades locales para acometerlo. Algo nuevo en este mercado. "Actualmente al menos el 40% de la cartera de suelo que tenemos es de terrenos con proyecto y licencia", señala el director de suelo de cb richard ellis, Enrique carretero, quien añade que se trata de un fenómeno que se ha agudizado en los últimos seis meses. Aunque la oferta sea muy superior a la de hace doce meses, las transacciones son muchas menos
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