Las localidades catalanas de calella, lloret de mar y malgrat de mar, entre otras, fueron pioneras en la industria turística española. Y no es extraño que hayan sido las primeras en afrontar la renovación de sus hoteles. La degradación de buena parte de ellos arrastró a la baja sus precios así que a finales de la década de los noventa muchos hoteles se reconvirtieron en residencias de la tercera edad. Ahora, en apartamentos. Un fenómeno alentado, según varios alcaldes, por el decrecimiento demográfico de la zona y su cercanía a Barcelona. Algunos ayuntamientos han facilitado el cambio de uso pero otros no quieren perder capacidad de alojamiento. "Los hoteles sirven para desestacionalizar y crean más riqueza que las segundas residencias", afirma el socio de magma turismo, Bruno hallé
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