La inmigración se ha convertido en un sector económico que está manteniendo la fortaleza que le queda al mercado español. Los inmigrantes que llegaron hace algunos años han consolidado sus empleos y están comprando vivienda. De hecho, casi el 12% de los pisos vendidos en España durante 2007 se vendieron a inmigrantes, que se decantan por viviendas de obra nueva en barrios más caros. El problema endémico de la inmigración es la financiación, aunque en los últimos tiempos han aparecido productos destinados a este colectivo que ofrecen el 100% o más del valor. Del mismo modo, algunas entidades bancarias españolas conceden hipotecas por el 80% para la adquisición de viviendas en los países de procedencia de la población inmigrante. Con estos datos, parece confirmarse la opinión de muchos expertos que aseguraban que la población foránea era el verdadero motor de la obra nueva, ya que permite la compra de vivienda a estrenar por el dinamismo que introducen en el mercado al comprar vivienda usada
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