Las enormes pérdidas de numerosos bancos mundiales están disparando las críticas sobre algunos reguladores financieros, que no han sabido taponar la crisis. En medio de todo ese huracán, en Madrid prevalece un sentimiento de satisfacción gracias a las políticas del banco de España que obligó a los bancos españoles a ir haciendo reservas y provisiones a medida que iban creciendo sus activos y préstamos en el balance. El banco de España no tiene repuestas para todos los problemas pero algunos de sus homólogos están tomando nota de lo que está haciendo en España. Sería paradójico que los organismos internacionales forzaran a España a cambiar su soniquete, justo cuando otros países ya estaban empezando a tatarearlo
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