Prohibido fumar: la ley aumenta las zonas libres de humo

Estos tiranuelos despóticos no tienen ningún derecho a tutelar nuestras vidas con sus leyes despóticas y, además, amenazándonos con sus policías. Sin embargo, lo hacen con la mayor desvergüenza. Tratan de conformar y moldear la sociedad según su gusto imponiéndonos su tiranía. ¿Cuál será el límite? Probablemente ellos creerán que no lo tienen. ¿Qué dirían si nosotros les impusiésemos nuestro parecer? Yo pienso desobedecer esta horrible extorsión y defender mi libertad.

Tu libertad termina donde empieza la de los demás. Por mi puedes fumar en zonas prohibidas siempre que:

* No haya ninguna persona alrededor
* Te tragues todo el humo y no dejes que se escape el del cigarrillo.

A mí me parece que esta ley defiende mi libertad poder entrar en un bar sin que el humo del cigarrillo se me meta en las patatas bravas que me esté tomando. Y ojo, que esta es la única ley con la que estoy de acuerdo del impresentable de zapatero.

¿Qué dirían si nosotros les impusiésemos nuestro parecer? Yo pienso desobedecer esta horrible extorsión y defender mi libertad.
--------------------------------------------------------------
Placer? Extorsión? Libertad?
Deja de atufar con tu humo de muerte pestilente, que cuando este en la unida de oncologia, va a ver bien lo que es un placer...

Buenos dias, segun iba a trabajar esta mañAna, la radio se conecto automaticamente y empezo a sonar una excelente combinacion de instrumentos de cuerda. Se trataba del maestro Johann Sebastian Bach.

A pesar del caldo de cultivo en los que los ingredientes politicos y economicos se cuecen todos los dias, me di cuenta de que los violines aun sonaban.

Hay una serie de comentarios (fuera y dentro de este foro) que no dejan de impresionarme. Es como si el mundo se dividiera entre las personas que fuman y las no fumadoras. Podriamos encontrar a una persona que estuviera acomplejada por su fealdad y su fijacion obsesiva le haria interpretar al mundo entre los que son feos y los que son guapos.

Yo cuando entro a un bar, me molesta terriblemente las personas que en lugar de hablar o dialogar, gritan como si estuvieran solas en el bar. Tambien detesto entrar a los bares cuando hay un partido de futbol ya que no comparto esa catarsis colectiva que se desencadena cuando un trozo de cuero traspasa la superficie rectangular inmaginaria que forman 3 palos acotados por la superfice del suelo.

Cuando en la sociedad surge un problema, tenemos varias soluciones posibles. Podemos erradicar el problema de la manera mas facil y rapida creando una prohibicion, o podemos encontrar una solucion que sea aprobada por todas las partes. Yo estoy deacuerdo con que mi libertad acaba donde empieza la libertad del otro pero eso no hace que si estoy en un bar y al lado mio se encuentra una persona que me desagrada la vista, el oido o el olfato (fea, gritona o maloliente) se dicte una ley para que estas personas anden sueltas en los entornos publicos. Esta clase de acciones nos llevan siempre al conflicto y al desprecio.

Yo como fumador que soy, no me importa acatar un reglamento que regule mis acciones sociales (cuidando la libertad de tod@s) pero tambien me gustaria que entre los reglamentos hubiera una alternativa a mi intereses y gustos personales. Por lo que en esta ocasion doy un merecido aplauso a la oposicion del pp en este asunto.

Pequeña correccion al comentario anterior: "se dicte una ley para que estas personas anden sueltas en los entornos publicos. Esta clase de acciones nos llevan siempre al conflicto y al desprecio". Queria decir: ...se dicte una ley para que estas personas no anden sueltas en los entornos publicos. Un saludo.

Muy cierto lo que dice Búho y más cuando esas extrañas divisiones son completamente externass, no se originan en un problema real, sino que vienen de las modas extranjeras como esta concreta de "la caza del fumador.". Así es, antes no existía ningún problema social con esto y ahora algunas personas son capaces de desarrollar unos extrañísimos odios en cuanto sus finísimos olfatos atisban la más mínima partícula de humo en la atmósfera. Pero para que se desencadene este insuperable malestar y el consiguiente odio es necesario que el humo sea de tabaco, porque si es de otro origen, apenas reparan en él hasta que no están asfixiadas. En una casa de campo con una chmenea que no funciona bien, la gente entra y sale de la casa, más o menos incómoda, pero no se ponen histéricas ni hacen aspavientos ni miran con odio al cocinero o al dueño. En una parada de autobús, la gente respira con total indiferencia enormes densidades de humo cuando varios paran al mismo tiempo, pero no se retiran ni medio metro para respirar aire menos contaminado; y eso que en este caso es infinitamente más perjudicial (Azufre, plomo, benceno). Me gustaría ver una estadística de la composición de estos humos cotidianos y que la gente no les da la más mínima importancia.
Yo creo que todo tiene su justa medida y hay niveles de contaminación que somos capaces de soportar y hay límites intolerables. Lo malo es cuando se presentan los talibanes del aire purísimo y todos hand de convertirse a su religión o... ya sabemos la alternativa para los que se oponen a los talibanes. Al infierno, pero por la vía rápida.

Y con respecto al PP, hombre, no fastidies. Primero que en absoluto se han opuesto a esta ley totalitaria y, segundo, que sepamos, nadie les ha oído una palabra de derogar tales leyes si algún día alcanzan el poder, lo mismo que la del aborto, o la del matrimonio homosexual, o la de paridad sexual, o las de normalizaciones lingüísticas (suyas o ajenas), da igual. Porque ya sabemos lo que luego hacen con estas pseudopromesas. Y si no, que alguien intente estudiar en español en Valencia, Baleares en su día o Galicia hoy. Vergüenza debía dar sólo nombrar al PP. Si el PSOE es el cáncer de la nación, el PP es el SIDA.

Como no-fumador que soy he de decir que estoy totalmente de acuerdo con esta ley. Pocas cosas puedo decidir yo en esta vida, no todas dependen de mi, ahora: “el que por su gusto muere, la muerte, que le sepa a gloria”, y a mi, que me ahumen en todas partes, no me sabe precisamente a gloria.