El proceso de reestructuración en que se hallan inmersas las cajas de ahorros españolas no ha conseguido desbancarlas del primer puesto en cuanto a la concesión de hipotecas. A cierre de 2010 el 47,58% del saldo de crédito concedido por las entidades correspondía a las cajas y el 46,96% a los bancos
El negocio hipotecario ha sido el principal activo de las cajas y, mientras que en época de bonanza las cajas eran menos estrictas que los bancos en cuanto a la concesión de hipotecas, actualmente se han visto obligadas a tener más cautela sobre cuánto dinero prestar y, sobre todo, a quién. Pese a esta reserva la mayoría de hipotecas que hoy se conceden siguen viniendo de la mano de las cajas
Además, el tipo de interés al que éstas han prestado su dinero ha sido más alto que en el caso de los bancos. A finales de 2010 el tipo medio de las hipotecas concedidas por las cajas fue del 2,60%, frente al 2,55% al que prestaron los bancos
1 Comentarios:
Las presiones comerciales de directivos cortoplacistas sólo preocupados por mantener in crescendo su bonus dan lugar a estos lodos. Financiar es muy fácil, lo más fácil. Hay cientos de empresas que te ponen la alfombra roja para que les prestes dinero. Hacer inversiones de calidad es lo difícil, lo que cuesta, donde se ve al buen comercial frente al charlatan. La poda que empiece por arriba por los que más bonus enganchan. Me ha gustado este comentario hecho por "newdavide" en cotizalia porque enfoca el negocio bancario de una manera distinta a la habitual. Se suele ver al banco como un semidios al que convencer, rogando si hace falta, para que te financie. Pero el banco en realidad también necesita dónde invertir y debería buscar buenas inversiones, y esforzarse por ello, distinguiendo buenos y malos deudores, aquellos en los que razonablemente se puede confiar de otros que implican un riesgo excesivo. Y a estos últimos se les puede denegar crédito. Pero si se les concede, que luego el banco asuma que el riesgo se concretó en una pérdida y que asuman ellos la pérdida, deudor y acreedor. Y que no intenten socializar sus malas decisiones.
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