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La población de más de 65 años que vive en catalunya ha superado la cifra del millón de personas. Pero hay un dato que preocupa más que el envejecimiento de la población, que es la precariedad de las viviendas donde residen. Más de 8.000 ancianos están en viviendas consideradas ruinosas por el censo, unos 6.600 no disponen de agua corriente y 16.000 están sin lavabo, según datos recogidos en el estudio 'envejecimiento y vivienda', elaborado por el arquitecto Jordi Bosch. Uno de los datos más preocupantes del estudio es la falta de ascensor en edificios construidos entre 1950 y 1980, de tal modo que hay 673.738 mayores, de los cuales 140.137 son discapacitados, que viven en pisos sin ascensor. Se calcula que en conjunto un 75% de jubilados vive en edificaciones no accesibles. Para el autor, el origen del problema residencial está en que los ancianos catalanes viven en viviendas más antiguas y deficientes, menos accesibles y peor equipadas, que el resto de la población. Aunque el 85% de los jubilados catalanes son propietarios de su vivienda, otro de los problemas graves que señala el estudio es el del alquiler, complicado con el acoso inmobiliario que sufren, especialmente aquellos que viven en los centros históricos de las grandes ciudades. Los que han podido mantener pisos de renta antigua, es decir, el régimen de alquiler indefinido con actualizaciones muy bajas, son víctimas del llamado 'mobbing' inmobiliario

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