Carrefour no ha logrado convencer a sus clientes para que cuando vayan al hipermercado, además de la leche y los tomates, se lleven también en el carrito un piso en la playa. La empresa francesa se alió en junio de 2003 con roan convencida de que si ofrecía unos precios competitivos lograría romper la burbuja inmobiliaria y hacerse un hueco en el mercado. Pero los resultados no han sido los esperados y en estos dos años la filial sólo ha conseguido facturar un millón y medio de euros con las comisiones de intermediación. Al igual que otras empresas de su sector, como el corte inglés o eroski, que se han lanzado a vender pisos, carrefour ha mantenido siempre que los inmuebles son sólo un servicio añadido que presta a sus clientes, como los créditos hipotecarios o los seguros
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