El suelo, la ubicación, la antigüedad...son los factores que normalmente contribuyen al precio final de los inmuebles. Pero hay otros que permanecen en el anonimato y que pueden suponer hasta un 15% de la devaluación del coste de una casa. El ruido en la zona, la delincuencia, la prostitución y todo lo que implica (inseguridad, marginalidad, intranquilidad) pesan de forma negativa sobre el valor final como consecuencia las casas, oficinas o locales comerciales tardan más en venderse o alquilarse o precisan bajar el precio para entrar en el mercado. Esto está sucediendo en zonas del centro de Madrid como montera, lavapiés o la plaza del dos de mayo con su popular botellón. Todas se ubican en el distrito centro donde por su inmejorable ubicación y su accesibilidad a la cultura, entre otras ventajas, debería ser uno de los distritos más cotizados de la ciudad. Si estos problemas fueran erradicados, seguramente el panorama cambiaría radicalmente
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