Todos aquellos que están pensando cambiar el piso por el adosado que lo piensen dos veces, ya que la vida en la periferia no es el paraíso que nos prometen. Marcharse a los suburbios equivale a aumentar el riesgo de obesidad, artritis, alta presión arterial, asma y migrañas y, es más, vivir en una ciudad compacta puede aumentar hasta cuatro años la esperanza de vida, según un reciente estudio de la rand corporation de california entre 8.686 norteamericanos repartidos por 38 áreas metropolitanas. "La vida en la periferia puede afectar seriamente la salud", sostiene uno de los autores del estudio, el economista roland sturm. "La contaminación y la falta de actividad física son a simple vista los dos factores que más pesan, pero puede haber muchos otros que necesitan ser estudiados a fondo". Sturm ha analizado 16 dolencias básicas y ha llegado a la conclusión de que los problemas de salud se agravan cuanto mayor es la distancia entre los lugares residenciales, comerciales y de trabajo. Los habitantes de las ciudades compactas como nueva york llevan vidas más sanas que los vecinos de ciudades dispersas como atlanta, donde el vecino medio recorre 50 kilómetros diarios en automóvil. Los hallazgos de sturm, que ha comparado las estadísticas sanitarias con la densidad urbana, han sido publicados por la revista public health y se suman a otros dos estudios recientes -de las universidades de maryland y rutgers- que avanzan hacia la misma conclusión
Para poder comentar debes Acceder con tu cuenta