Durante los primeros meses del año, los analistas dieron por sentado que el precio de la vivienda iría ralentizándose y poco a poco empezaría a descender. Pero llegamos a julio y los informes de precios, entre ellos el de idealista, rompían todas las expectativas hablando de francas subidas de precios: un 9% de subida en Barcelona y un 8% en Madrid en el primer semestre. En el mes de julio, el bbva advertía del riesgo de una burbuja inmobiliaria al observar un hecho inquietante: el mercado de la vivienda evolucionaba de forma ajena a la ralentización económica y el precio de los pisos no guardaba relación con el deterioro de los salarios medios. Un estudio del banco de España asegura que las familias españolas dedica el 78,3% de su renta familiar para pagar la hipoteca. Casi nada en octubre, Francisco álvarez cascos dijo que no había burbuja y que se vendían muchas viviendas, a pesar de ser caras, porque los españoles tenían mejores condiciones económicas que hace años. Las respuestas enfurecidas de la mayoría de los usuarios, asociaciones de promotores y algunos políticos no tardaron en llegar. Muchos analistas explicaban que la burbuja se había inflado por el componente especulativo aportado por muchos inversores que, desencantados de la bolsa, habían decidido invertir en ladrillos sin embargo, aún son muchos los que piensan que no se puede hablar de burbuja. Incluso el banco de España, que ha advertido reiteradamente del peligro de que las familias en España estén tan endeudadas, no se atreve sin embargo a hablar de burbuja inmobiliaria y justifica la subida de precios por una demanda sin precedentes alentada por bajos tipos de interés y una situación económica favorable más allá de las discrepancias de si existe o no una burbuja inmobiliaria, hay un hecho incontestable: los precios de la vivienda se han disparado en los últimos cinco años de manera desproporcionada. Por suerte, incluso aquellos que creen que existe una burbuja en el sector inmobiliario descartan que se vaya a pinchar bruscamente para los próximos meses se espera una ralentización de la subida de los precios. Pero siendo realistas, mientras el precio del dinero sea tan barato y la economía no entre en franca recesión, los pisos no bajarán de precio
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