China, la cuarta economía del mundo, está en el punto de mira de los inversores españoles. La celebración de los juegos olímpicos en pekín supondrá que la superficie edificada de la capital aumente entre 200 y 300 kilómetros cuadrados y la construcción de 3,5 millones de viviendas, según el instituto de comercio exterior (icex). Pero las posibilidades no se limitan sólo a la capital. Shanghai y la mayoría de las áreas urbanas del gigante asiático han construido a razón de 150 millones de metros cuadrados anuales. El mercado tiene más factores favorables, con tipos de interés al 3,5% y un mercado de valores que da suficientes garantías para que el inversor privado deposite su dinero. De todas formas, el gobierno chino ha tomado medidas para frenar la especulación residencial. "Aplicó una subida en los intereses de los créditos hipotecarios, creó impuestos especiales para gravar la venta de viviendas por parte de particulares, limitó la transferencia de la propiedad antes de que los proyectos estuvieran finalizados y prohibió la reventa de inmuebles durante los dos años siguientes a su adquisición", explica Marc borrell, director gerente de borsub international
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