Las empresas constructoras e inmobiliarias evadieron 8.600 millones de euros el año pasado, según los cálculos realizados por el colectivo de técnicos del ministerio de hacienda (gestha). Este sector constituye, junto con las profesiones liberales, la gran bolsa de fraude fiscal de nuestro país, según gestha, que ha hecho público este dato como prueba del fracaso de la ley de medidas para la prevención del fraude fiscal aprobada hace un año. Las comunidades donde el ladrillo evade más impuestos son Cataluña, Madrid, Andalucía y Valencia, donde el fisco deja de ingresar más de 5.000 millones procedentes de la construcción y el mercado inmobiliario
1 Comentarios:
LO DIGO DESDE LA EXPERIENCIA COMO INTERMEDIARIO DURANTE 20 AÑoS DE PROFESIÓn.
En cádiz, provincias hermanas y en Madrid, he oído hablar tranquilamente de escriturar por 50% del valor y del dinero negro, como si nada.
En Cataluña, lo que vivo cada día, está absolutamente lejos de estas dos conductas. En Cataluña hay miedo fiscal y tenemos la percepción que en otro lugares parece que hay una impune actitud protegida por una absoluta ceguera o tolerancia o carencia de la inspección fiscal.
Sentimos que ni el sistema es serio, ni justo por falto de equidad esfuerzo+contribución/retorno contributivo, ni la administración -que debería ser igual para todos-, en fin, además del agravio comparativo entre dieferentes "distritos fiscales", por no ofender...es una abuso lo que pagamos por lo que recibimos y así perdemos la confianza en el justo reparto del retorno de los impuestos.
20 años dejándome la piel en el trabajo de mediación inmobiliaria, además de desnudo jurídicamente frente a los piratas y los franquiciadores que confunden un negocio (capital+palurdos sin formación) con una profesión, trabajamos arriesgando además el cobro de honorarios, habitual estafa que los propietarios cometen contra los mediadores profesionales...y es que uno se calienta, y al final se va de tema.
Los que tenemos formación+escrúpulos, no nos hemos ricos intermediando el ladrillo, pasamos apuros profesionales y además actuamos con miedo a la espada castigadora de hacienda. Los pequeños ladrones y los grandes defraudadores andan sueltos, pero siempre pagamos los correctos y también los identificados o los colegiados, contra nosotros es más facil proceder que contra un pirata.
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