En los últimos cinco años un 23% de los españoles dice haber dado dinero a fondo perdido a familiares para ayudarles a sufragar gastos corrientes, según un estudio elaborado por la fundación “la caixa”. Según este informe, el apoyo mutuo entre familiares sigue siendo “muy alto” en tiempos de crisis
El estudio también pone de manifiesto que el 33% de los españoles que ha comprado una vivienda en los últimos años lo ha hecho con la ayuda económica de familiares, principalmente los padres como avalistas
Además, en España el 56% de los entrevistados creen que la familia es la que debe asumir las ayudas económicas y de cuidados, frente al 32% de los alemanes o al 30% de los franceses, que apelan más a las prestaciones sociales
1 Comentarios:
Miles de veces hemos oído el cuento de la lechera y miles de veces elucubramos planes imposibles que se despedazan poco después. ¿Recuerdan ustedes cuando hace sólo unos años todo el mundo se lanzó a comprar pisos poseído por la locura del dinero fácil? ¿Cuantas veces oímos entonces aquello de “compro un piso y lo pongo a la venta porque ganaré un par de millones en unos meses”? El euro había llegado pero nuestro delirio millonario nos obligaba a pensar en pesetas. Todo valía mientras los precios subían y subían como el mercurio en la canícula. No fueron pocos los que, como la lechera del cuento, se metieron a comprar pisos y casas sobrevalorados seducidos por la perspectiva de obtener dinero fácil en poco tiempo. Comprabas un piso hoy, lo ponías a la venta mañAna y en dos semanas te sacabas un buen fajo de billetes. En el peor de los casos lo ponías en alquiler y los inquilinos te pagaban la hipoteca. Esa era la idea.
La joven pediría un crédito al banco para comprar un palé de ladrillos y un saco de cemento con los que construir una casita. Luego la vendería y con el dinero obtenido haría un chalé. de la venta de la casa pasaría a la promoción de un edificio de pisos. Y así en breve llegaría a ser una magnate del ladrillo con casa en Marbella, yate en Puerto Banús y vacaciones en Dubai. Incluso se casaría con un torero o un famoso jugador de fútbol. A la lechera de ayer se le cayó el cántaro, volvió a empezar con otro y seguramente vivió el resto de su vida como lechera.
La diferencia con la lechera de hoy, es que la de nuestros días se ha comido los ladrillos y ni siquiera puede trabajar de lechera porque no tiene oficio ni beneficio. Y su novio, lejos de ser torero o futbolista, es un jovenzuelo que se puso a hacer cemento sin tener ni puñetera idea de lo que es la construcción y ahora está en el paro. Va a cumplir 30 años, no tiene trabajo y lo que es peor: no sabe trabajar. Eso sí, tiene un BMW, aunque en realidad es del banco.
A la lechera de hoy no se le fue el cántaro, se le fue la olla.
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