Durante la campaña electoral los laboristas esgrimieron como argumento a su favor lo bien que han gestionado la economía. Si las elecciones se hubieran retrasado varios meses, el partido laborista habría tenido dificultad para esgrimir ese argumento. Las perspectivas económicas a corto plazo están empeorando. La inesperada subida de la inflación, que pasó del 1,6% en febrero al 1,9% en marzo, es preocupante y aunque no es alta desde un punto de vista histórico, es la más alta de los últimos siete años. La subida de la inflación pesará con fuerza en el comité monetario del banco de Inglaterra que el 9 de mayo decidirá qué hacer con los tipos de interés. Algunos miembros del comité respaldan una subida de tipos del 4,75% al 5% para controlar así la inflación futura más que la presente, ya que después de una subida de tipos se tarda aproximadamente un año en ralentizar la economía y luego hay que contar otro año más para que esa ralentización tenga su máximo efecto en frenar la inflación. El aumento del consumo, que supone aproximadamente dos tercios del producto interior bruto, ha sostenido el crecimiento económico en los últimos años pero en el último trimestre de 2004 el consumo de los hogares creció sólo un 0,2%. Los consumidores dejaron de acudir a las tiendas cuando el mercado inmobiliario inició una senda descendente a mediados del año pasado. Como consecuencia, la subida anual de la vivienda ha pasado de un 20,3% en julio del año pasado a un 7% en abril de este año. Un descenso del consumo no es necesariamente algo negativo siempre que no sea demasiado brusco o que sea reemplazado por exportaciones o inversiones. Sin embargo, no se puede confiar en que esto ocurra. El descenso del consumo ha sido, de hecho, abrupto y las exportaciones han sido las más decepcionantes desde el Otoño de 2003. Todo esto sugiere que el comité del banco de Inglaterra probablemente mantendrá los tipos de interés al 4,75%
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