Los municipios rompieron en 2000, año en que la vivienda se encareció un 15% respecto a 1999, la tendencia marcada desde 1997 de mantener prácticamente sin cambios los impuestos que recaen sobre la compra y construcción de viviendas. El tributo local más importante de que disponen los ayuntamientos, el impuesto de bienes inmuebles (ibi) ha subido como media un 2% aunque un tercio de los municipios españoles los subió por encima del 4% Madrid fue la única comunidad donde los ayuntamientos decidieron mantener prácticamente sin cambios el ibi. Los municipios catalanes y de la Comunidad Valenciana son los que imponen tipos más altos de este impuesto, superior al 0,7%, un 50% por encima del gravamen de los ayuntamientos gallegos, los más bajos los municipios también decidieron elevar los impuestos de la plusvalía municipal y el de las construcciones. Los tipos fiscales de ambos impuestos se encarecieron en torno a medio punto
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