Si quieres invertir, conoce antes los principales riesgos en los productos financieros de alta rentabilidad

Si a la hora de invertir nos ofrecen productos financieros como los “warrant” (contrato a plazos que otorgan derecho de compra y venta de títulos), “bonos estructurados (ligados a una acción y con vencimiento determinado), derivados  o de titulación de activos”, conviene saber nos estamos metiendo en una operación “compleja” o de riesgo 

Son productos que ofrecen alta rentabilidad y, a pesar de que han sido creados en origen para profesionales, están atrayendo cada vez más al pequeño inversor ante la caída de la rentabilidad de los productos tradicionales

Así es como ha definido a estos "productos complejos" el supervisor europeo ‘esma’ ( european securities and markets authority), que ha elaborado una lista con inversiores que “conllevan ciertos riesgos y posibles inconvenientes” al contener cláusulas que pueden no ser fáciles de entender y encierran algunas trampas

El organismo ha emitido además un aviso a las empresas que colocan estos productos y ha mostrado su preocupación ante el peligro de que “esta tendencia incremente exponencialmente el riesgo” de los consumidores que, en la mayoría de los casos, no saben dónde se meten

Al igual que el supervisor europeo, las recomendaciones han sido incluidas por la comisión nacional del mercado de valores (cnmv), que ha publicado el informe “riesgos de las inversiones en productos complejos” basado en el informe de bruselas

En este sentido, según el supervisor estas inversiones de riesgo suelen ser productos que utilizan “fórmulas matemáticas complejas para determinar la rentabilidad de la inversión o garantías o protección del capital de carácter condicional o parcial”, con lo que conviene darle una vuelta a la letra pequeña antes de lanzarse a contratar

En términos generales se han individualizado cuatro tipos de riesgos a la hora de invertir:

1.- riesgo de liquidez: que supone que no se pueda vender el productor con facilidad antes de su vencimiento. En las operaciones “complejas” los productos que se quieran vender antes de tiempo albergan cláusulas para reducir el precio por debajo del de compra inicial

2.- riesgo de apalancamiento: esto se produce cuando invertimos endeudándonos, algo que es especialmente peligroso en productos derivados (cuándo el valor se basa en otro activo o índice como divisas o tipos de interés) y que a pesar de que es un modelo que puede ofrecer mucha rentabilidad, puede multiplicar las pérdidas

3.- riesgo de mercado: muchos de estos productos complejos están creados para invertir en mercados tipo bolsa de valores, materias primas,… lo que puede derivar en pérdidas

4.- riesgo de crédito: es la posibilidad de que la empresa a la que hemos contratado el producto financiero no pague lo estipulado o incumpla la obligación de reembolsar la inversión

Estos productos complejos además tienen como característica el denominado “coste de complejidad”, es decir, en los que es complicado detectar el coste de las comisiones que se cobran y que pueden provocar algún gasto inesperado

Ahora queda que los pequeños inversores tomen nota y antes de embarcarse en una inversión "compleja" se asesoren e informen sobre los particulares de su apuesta y no se lance si no entiende perfectamente las características del producto financiero ya que a la larga, puede salirle muy caro