Asfixiado por una deflación prolongada durante cerca de 15 años, con la mayor deuda pública de todos los países industrializados, las consecuencias del devastador tsunami de 2011, la crisis nuclear en fukushima o el destacado incremento especulativo de su divisa, Japón ha pasado en un par de años de ser una incógnita a regresar a la cúspide internacional
En un país marcado por la inestabilidad política, en el que la manera de legislar cede a los vaivenes financieros y por el que han pasado desde 2006 ocho primeros ministros, el actual jefe de gobierno, shinzo abe, ha sabido encontrar la clave para recuperar la esperanza
Para ello, llegó en diciembre de 2012 al poder cargado de promesas y el objetivo de revitalizar el país: un paquete exhaustivo de medidas de estímulo y el convencimiento de que el momento de cambiar de marcha había llegado
Además, alentó el liderazgo en el banco de Japón del nuevo gobernador, haruhiko kuroda, que aceptó el reto de abe y lideró el inicio de un agresivo programa de flexibilización monetaria, en el objetivo de lograr una inflación del 2 por ciento en un periodo estimado de dos años, y basado en una Drástica ampliación de la base monetaria del país, multiplicando la cantidad de dinero en circulación, duplicando la compra de deuda pública nipona y de activos financieros de riesgo (como fondos cotizables), además de incentivar el crédito bancario y la inversión inmobiliaria, entre otros factores
La tormenta perfecta
Desde entonces, está "tormenta perfecta" económica, bautizada en el país con el juego de palabras "abenomics" (en referencia al apellido del primer ministro), ha llevado en volandas al país, que registra máximos en el parqué y está saliendo saliendo paulatinamente de la deflación
Además, ha visto cómo su divisa local, el yen, se ha depreciado con fuerza con el dólar y el euro en apenas un año, un factor vital para el poderoso músculo exportador del país (que ve incrementar con fuerza sus ingresos a la hora de repatriar los beneficios de sus ventas en el extranjero) y como mecanismo para fomentar el consumo nacional. En concreto desde septiembre de 2012, cuando se daba por hecha la elección de shinzo abe, la variación entre el euro y el yen ha alcanzado cerca del 45%
A pesar de la euforia, existen ciertos riesgos en el despegue meteórico de Japón derivados del continuado incremento de su deuda pública, en línea con el incremento del gasto por parte del ejecutivo, el aumento exponencial de sus importaciones, sobre todo por la compra de hidrocarburos tras el cierre de todas las centrales nucleares por el accidente en fukushima. Estos problemas podrían unirse al temor a que descienda el consumo interno, un pilar fundamental que sustenta cerca del 60 % del PIB del país
Para paliar los posibles efectos negativos del "abenomics", sobre todo en enorme deuda pública de más del doble de su PIB, Japón incrementó recientemente la que ha sido su primera subida del impuesto sobre el consumo en 15 años, en el objetivo de mantener la confianza de los mercados y garantizar los costes cada vez mayores del sistema de seguridad social, en uno de los países con mayor esperanza de vida
En este sentido, el iva se incrementó a primeros de abril del 5 % al 8 %, cuando inicia el año fiscal en Japón, y llega acompañado de un millonario paquete de estímulo destinado a fondos para impulsar la inversión corporativa, ayudar a familias con menores ingresos y fomentar el empleo (sobre todo de mujeres), a pesar de que el desempleo afecta actualmente a cerca de un 4 % de la población
¿Un futuro esperanzador?
"Japón ha vuelto". Con esta frase, convertida en el eslogan no oficial del gobierno, el primer ministro abe defendía los resultados de su estrategia, a pesar de que el ambicioso plan japonés genera alabanzas y preocupaciones por igual entre los analistas
En el horizonte aún planea la duda de si será capaz de mantener el optimismo que ahora impera. Para ello tiene en la cartera enormes desafíos, como la decisión de retomar la energía nuclear, mantener el ritmo del consumo, lograr ajustar sus planes de reformas estructurales o el de no incrementar, aún más, el coste millonario de la crisis nuclear y la reconstrucción de las zonas del noreste del país devastadas por el tsunami
Mientras, en el espectro internacional, deberá lograr imponer en sus negociaciones en curso para cerrar tratados comerciales con Europa, China o el bloque de países del acuerdo de asociación transpacífico (tpp), su exigencia de mantener ciertos aranceles en sectores clave para el país, como es el agrícola
En este sentido también será fundamental que tokio afine su política exterior para no enfurecer a vecinos “clave” en su economía como pekín y seúl, enfurecidos ante la pasividad y la apología del gobierno nipón a la hora de no solo no condenar, sino en muchos momentos ningunear ciertos episodios atroces de su historia, como las barbaridades cometidas por el ejercito nipón durante la segunda guerra mundial
A medio plazo, la designación de tokio como sede para los juegos olímpicos de 2020 también podría ser un arma de doble filo, a medio camino entre la llegada de inversión, turismo y el desarrollo de infraestructuras, con la temida "burbuja olímpica", que comienza ya a disparar los precios del suelo en zonas residuales de la capital
Solo el tiempo desvelará el resultado de esta revolución económica en Japón, similar en este momento a un castillo de naipes, hermoso y frágil ante la impredecible y caprichosa inestabilidad global
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