Artículo escrito por Jacobo Díaz de Bustamante, director de Inversiones de Izilend
El mercado financiero, tanto nacional como europeo, atraviesa un momento crucial. Tras la persistente inflación registrada y aunque el Banco Central Europeo ha conseguido reducir el tipo de interés de referencia hasta cerca del 2%, este nivel sigue considerándose alto en comparación con la última década, y los costes reales de financiación para empresas y promotores inmobiliarios se mantienen considerablemente por encima de esa cifra debido a las primas de riesgo y otras condiciones bancarias.
Este encarecimiento, unido a restricciones generales de las condiciones de financiación bancaria, ha dificultado la puesta en marcha de nuevos desarrollos inmobiliarios, especialmente a las pequeñas y medianas promotoras y a aquellos proyectos que, por su carácter innovador o diferencial, presentan una menor accesibilidad al crédito tradicional.
Es en este contexto donde la financiación alternativa ha experimentado un repunte especial en el sector inmobiliario. En España, cada vez más, percibimos esta opción no sólo como complemento, sino como un verdadero motor de cambio y dinamización para el sector, al igual que ya sucede en otros países de Europa y América. Actualmente, la financiación alternativa representa aproximadamente el 15% del mercado, y continúa tendiendo al alza.
Existen varias razones para este auge. Por un lado, la financiación alternativa destaca por su agilidad y flexibilidad, dos atributos imprescindibles para los profesionales del sector. Frente a los largos plazos de tramitación, la rigidez en los criterios de concesión y la escasa personalización de los préstamos bancarios, los vehículos alternativos son capaces de valorar proyectos en función de su viabilidad concreta, ajustar la estructura financiera a las necesidades reales y, sobre todo, ofrecer respuestas rápidas.
Otra ventaja clave radica en la capacidad de asumir riesgos razonados. Los fondos y vehículos alternativos, por definición y conocimiento sectorial, asumen la realidad cambiante del mercado. Donde la banca ve incertidumbre, estos vehículos tienen la capacidad de ver potencial, siempre bajo un análisis riguroso, pero con una visión más prospectiva y abierta.
La apuesta de valor que ofrece la financiación alternativa es, por tanto, esencial y diferencial en un momento en el que experimentamos la llegada de nuevos modelos inmobiliarios. El auge del flex living, el coliving, el build-to-rent y los espacios multifuncionales responde a realidades sociales, demográficas y laborales inéditas en nuestra historia reciente.
En este sentido, es evidente que la banca tradicional tiene dificultades para responder con la rapidez, el conocimiento y la visión que los nuevos modelos precisan. Los vehículos de financiación alternativa, en cambio, no solo proporcionan los fondos necesarios; también actúan como socios estratégicos, acompañando a los promotores desde la fase conceptual hasta la gestión y explotación de los activos.
Aunque la financiación alternativa está en auge y se ha consolidado como una opción flexible y ágil para los desarrollos de vivienda, no excluye la participación de la banca tradicional. Ambas modalidades pueden complementarse, combinando la celeridad inicial y la adaptación de la financiación alternativa con la estabilidad y el respaldo de la banca en etapas más avanzadas.
En definitiva, en un entorno de tipos de interés elevados y profundas transformaciones en el sector inmobiliario, la financiación alternativa es hoy más necesaria que nunca. No solo por ofrecer el capital para poder llevar a cabo nuevos proyectos, sino también por la visión estratégica y la capacidad de acompañamiento que aporta para construir el inmobiliario del futuro.
Sigue toda la información inmobiliaria y los informes más novedosos en nuestra newsletter diaria y semanal. También puedes seguir el mercado inmobiliario de lujo con nuestro boletín mensual de lujo.
Para poder comentar debes Acceder con tu cuenta