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¿Nos cambia el dinero? ¿Nos convierte en personas sin escrúpulos? ¿Son los ricos malvados? Según el sociólogo estadounidense paul piff, la respuesta a todas estas preguntas es un rotundo ‘sí’.  ¿Cómo ha llegado a esa conclusión? Pues viendo cómo jugamos al monopoly. No es broma. Piff ha estudiado cómo se comporta el ser humano cuando se siente poderoso a través del popular juego de mesa… y no salimos demasiado bien parados 

“a medida que aumentan los niveles de riqueza de una persona, sus sentimientos de compasión y empatía bajan, y sus sentimientos de derecho, del merecimiento, y su ideología de auto-interés aumenta”, asegura el experto

Para demostrarlo puso a más de 200 desconocidos a jugar al monopoly por parejas. Sin embargo, el juego estaba condicionado: antes de empezar una moneda al aire decidiría cuál de los jugadores partiría con ventaja –y sería el rico de la partida– cobrando el doble al pasar por casa y  tirando los dados dos veces en cada turno

Durante 15 minutos piff y su equipo examinaron las partidas y grabaron las reacciones de los participantes en el experimento. No tardaron en darse cuenta que, aunque fuera de mentira, el dinero envilecía al jugador rico

“a medida que avanzaba la partida y las diferencias crecían, el jugador con más dinero se movía por el tablero de manera más ruidosa, mostraba gestos de dominación y celebración o presumía de su éxito material y de la gran cantidad de dinero que acumulaba”, afirma el investigador

Sin embargo, lo más interesante para piff sucedió una vez terminada la partida. Sólo después de 15 minutos de juego, ninguno de los participantes que ganaron la partida recordaba que había partido con ventaja y atribuyeron su éxito a sus acertadas estrategias de compra. Para el sociólogo este comportamiento no es más que “es una demostración clara de cómo la mente trata de justificar de cualquier manera los privilegios”

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1 Comentarios:

chancletero
22 Agosto 2014, 18:25

Este señor acaba de descubrir la pólvora. O bien, no ha pisado nunca una facultad de psicología decente.

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