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La  demolición de un edificio suele ser un espectáculo único, pero querer verla demasiado cerca puede ser peligroso, muy peligroso. Uno de los espectadores que presenciaba el pasado sábado el derribo controlado de una fábrica en la ciudad Checa de prostejov estuvo a punto de morir después de que una piedra de gran tamaño desprendida por la fuerza de la explosión le pasase rozando la cabeza. Tuvo suerte y no le impactó

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