
Desesperada por el calor asfixiante, la ciudad californiana de Los Ángeles ha decidido experimentar en sus calles con una técnica que desde hace siglos utilizan los pueblos del sur de España para escapar de la canícula: blanquear.
En concreto Los Ángeles ha decido comenzar a pintar de blanco el asfalto de las calles, responsable en gran parte de que en los centros urbanos haga mucho más calor que fuera de la ciudad.
El proyecto piloto ha comenzado a pintar de blanco varias calles asfaltadas de Los Ángeles, consiguiendo una reducción de temperatura de hasta 15 grados. A nivel general el ayuntamiento de la ciudad espera que el blanqueo de las calles baje la temperatura en 4 grados, una diferencia apreciable teniendo en cuenta que el calentamiento global y el crecimiento urbano están convirtiendo la ciudad en un horno.
El pavimento oscuro absorbe el calor del sol y lo irradia durante todo el día a lo largo y ancho de la ciudad y con el aumento de las temperaturas a nivel global las ciudades se pueden transformar en trampas que, incluso, aumenten la mortalidad por deshidratación o golpes de calor. Además, la utilización de pintura blanca en las calles contribuirá a reducir el consumo de electricidad en los días más calurosos, con el consiguiente ahorro de energía y de emisiones.

La pintura utilizada en Los Ángeles se llama CoolSeal y fue desarrollada para evitar que los aviones espías se calentaran mientras estaban en el exterior y evitar así que fuera detectados por sensores infrarrojos de satélites.
Otras de las estrategias de las ciudades para mitigar los efectos de calentamiento global es pintar los tejados de blanco y plantar más árboles.
Según una investigación de Ecological Model, los árboles permiten ahorrar a una gran ciudad una media de 505 millones de dólares anuales (421 millones de euros) en concepto de reducción de la polución, mitigación de tormentas, ahorro en aire acondicionado y asimilación de dióxido de carbono.
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