Hace 10 años, después de que un tsunami golpeara el reactor de Fukushima, en el norte de Japón, provocando una catástrofe nuclear, Alemania decidió eliminar progresivamente sus 12 centrales nucleares. En pocos meses se cerraron las primeras centrales. A finales de 2022 cerrará las tres últimas.
Alemania quiere ser neutra en carbono para 2045. La Unión Europea aspira a que las emisiones de efecto invernadero sean nulas en 2050. ¿Pero puede Europa cumplir sus objetivos si su mayor economía ha abjurado de la energía nuclear? Los países europeos que producen energía nuclear emiten niveles de dióxido de carbono sistemáticamente inferiores a los que no lo hacen (véase el gráfico de la derecha). Entre 2000 y 2019, las emisiones de Alemania por persona fueron, de media, un 43% superiores a las de los países con energía nuclear. Esto se debe principalmente a que sigue dependiendo en gran medida de los combustibles fósiles para la electricidad y la calefacción. Otros países, como Dinamarca e Islandia, han conseguido reducir las emisiones sin utilizar la energía nuclear, pero ambos se benefician de zonas costeras con mucho viento donde los aerogeneradores baten con más fuerza.
La mayoría de los alemanes apoyaron la decisión en 2011 y muchos siguen haciéndolo. En su manifiesto para las elecciones generales de septiembre, el partido de los Verdes, que según las previsiones de The Economist ganará al menos el 14,5% de los escaños en el Bundestag, se comprometió a presionar a otros países europeos para que abandonen la energía nuclear. En julio se informó de que Alemania había recabado el apoyo de Austria, Dinamarca, Luxemburgo y España para oponerse a los planes de la UE de clasificar la energía nuclear como "verde" a efectos de inversión (la UE aún no ha tomado una decisión).
La mayoría de los vecinos de Alemania no escuchan (véase el gráfico de la izquierda). De los 17 países europeos que producen energía nuclear, sólo Gran Bretaña tiene previsto cerrar alguna central en breve, y sigue construyendo otras nuevas. Aunque Suiza ha prohibido la construcción de nuevas centrales, permitirá que las existentes sigan funcionando "mientras sean seguras". Polonia, que depende en gran medida del carbón, comenzará a construir su primera central nuclear en 2026. En marzo, los dirigentes de la República Checa, Francia, Hungría, Polonia, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia escribieron a la Comisión Europea para quejarse de que el desarrollo de la energía nuclear en sus países era "cuestionado por varios Estados miembros".
Con las elecciones alemanas a la vista y el país recuperándose de las recientes y catastróficas inundaciones, el calentamiento global ocupará un lugar destacado en la agenda pública. La energía nuclear bien regulada es segura y proporciona una fuente estable de electricidad sin emisiones. Sin embargo, algunos políticos se resisten a hablar de ella. Lo máximo que ha dicho Armin Laschet, líder de la gobernante Unión Demócrata Cristiana, que podría ser el próximo canciller, es que el país debería haber abandonado el carbón primero y la energía nuclear después. El partido de extrema derecha Alternativa para Alemania es el único que propone recuperar la energía nuclear. La idea de un retroceso nuclear sigue siendo demasiado tóxica para la mayoría de los políticos alemanes.
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